Al inicio de cursos todos los docentes nos encontramos realizando planeaciones didácticas, preparando actividades grupales, desarrollando estrategias, buscando materiales didácticos etc., todo con el fin de tener un buen año escolar, esta actividad resulta exhaustiva y ambiciosa por nuestra parte, pues todo ese trabajo, nunca toma en cuenta a los alumnos con los que estaremos trabajando.
En más de una ocasión a resultado que todo lo proyectado se viene abajo, debido a que los alumnos presentan características diferentes y por lo tanto diferentes formas de aprender, las planeaciones no se cumplen, no hay cohesión de grupo, las estrategias no funcionan, los materiales no les atraen, y entonces nos vemos en la necesidad de adaptar nuestra práctica docente.
En lo siguiente haremos referencia a un alumno de segundo grado de secundaria, señalado por su bajo desempeño, mala conducta y falta de interés a las clases. Durante un examen de matemáticas, concretamente un examen de estadística, se le pidió al alumno que analizara una serie de datos y a partir de ellos construyera diferentes gráficas, identificando los resultados con diferentes colores, lo peculiar surgió al percatarnos que el alumno entrego resultados correctos, argumentando que le era más fácil trabajar con colores que hacerlo únicamente con lápiz, esta estrategia se utilizó en otras actividades (resúmenes, diagramas, tablas y actividades de laboratorio), otorgando siempre resultados positivos.
Como profesor siempre será importante darnos cuenta de las aptitudes de cada uno de nuestros estudiantes, más allá de juzgarlo por sus errores, se tendrán que impulsar sus aciertos.
Ahora tomemos como ejemplo un grupo de primer grado de telesecundaria, niños y niñas, a quienes les cuesta trabajo concluir actividades en el aula y participar de forma colaborativa. Para promover su desempeño académico se utilizaron diferentes recursos en las sesiones programadas. El uso audio textos, programas interactivos y videos en las clases, promovió que el alumnado adquiriera confianza, mostrara una mayor disposición al trabajo en equipo y un sumo interés por los tópicos de las asignaturas.
Por otro lado, un grupo de tercer año de la misma telesecundaria no gusta de los recursos multimedia, los jóvenes plantean, que es mejor aplicar las teorías mencionadas en los libros en situaciones reales. Los docentes de tercer grado planearon prácticas de laboratorio al final de cada secuencia, de esta manera, los alumnos vieron materializados los conceptos de los libros en resultados más tangibles.
Podemos concluir que como profesores no nos corresponde discriminar a los alumnos cuando consideramos que no cumplen nuestras expectativas o cuando no se ajustan nuestras predicciones, al contrario, tendremos que hacer una valoración de nuestro trabajo y definir si en verdad está en encaminado a las particularidades de los educandos, pues en los grupos no todos aprenden de la misma forma, ni al mismo ritmo.